Luz de primavera

La primavera latía en aquellos recuerdos ya casi olvidados del otoño. Hubo un invierno de por medio, negrura y silencio, nieve y cantos de pájaro en la soledad de los páramos. Ahora las aves tienen una voz nueva, resucitan las raíces en el verde de la sangre viva. Aquí está la vida anhelada.

Perséfone ha iniciado su viaje de vuelta a casa (a su otro hogar). Trae consigo la dureza del invierno en cicatrices; los huesos de otoño bajo la piel florida duelen y abrazan la oscuridad subterránea. No hay luz sin abrazar las sombras, no hay alegría que no sepa de llantos. Vuelve con sus riberas de narcisos, que son la muerte y la vida mirándose al espejo del agua, vuelve con las constelaciones del verano que será… Y un alud de mariposas en el vientre que ya rompe su invernal silencio.

Perséfone se va despojando de sus crisálidas, llenando las manos de nuevas alas con las que abrazarse al viento. El viaje de vuelta ha comenzado: el mundo de los vivos la llama.

© Virginia Marín

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s