Noto que estoy gestando algo. No sé qué forma tiene aún.
Siento que no consigo darle forma, que nada saldrá
de esta voz sin eco y de estas manos que se desorientan.
Siento que mi piel es ahora otra vez crisálida
justo ahora que estaba en pleno vuelo,
justo ahora que la metamorfosis parecía
culminada (en algunos aspectos de mi vida).
Hoy, último día de julio. Vísperas de Lugnasad,
ese período de cosecha estival para las antiguas
culturas celtas. Temo, tal vez, que mi cosecha
revele una tierra yerma, un camposanto de versos,
un cúmulo de ausencias nunca pronunciadas.
Noto que estoy gestando algo. Pero aún no veo su rostro.
© Virginia Marín