El invierno amaneció agazapado en mis manos.
Me guié por el rastro de la voz que susurra
Todas las presencias invisibles,
Hasta verme envuelta en la bruma:
Allí apareció un blanco fantasma, de alas níveas,
Allí estaban también los guardianes del color del fuego
Y la belleza etérea de los hijos del bosque;
El encuentro con lo prístino salvaje.
Esto es lo que mi alma anhelaba,
Y llevaba llorando tanto tiempo,
Atrapada en las jaulas de ciudad,
En los desiertos de asfalto descarnado…
Esta era la vida soñada.
Aquí habitaba la pureza,
Aquí guardaba la Naturaleza
Su secreto, la salvación, el sentido
De mi viaje desde las estrellas.
© Virginia Marín
Fotografía: © Virginia Marín / Enero 2021
Qué belleza de encuentro y de reflexión poética! Que sigas viendo muchos seres mágicos naciendo de la niebla y que sigas inmortalizando con tus palabras estos encuentros. Me alegro de que estés allí, disfrutando de estas cosas tan alejadas de las jaulas de la ciudad. Un abrazo
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¡Muchísimas gracias! Estos encuentros te llenan de vida 🥰❤
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