Ecos del pasado que sólo podían
ser descifrados en el futuro.
Nos hicimos tanto daño que a veces
vuelve a sangrar la cicatriz.
Mis recuerdos son una casa encantada
en la que no hay ni principio ni final,
sólo este caos que se derrama
en mis manos.
El tiempo no tiene orden,
nada está donde se supone
que debería.
Pero yo lo dejé todo escrito,
todo lo que estaba por suceder
en un oráculo olvidado bajo el largo invierno.
He venido a rescatar mi vida de las ruinas,
a liberar a todos los fantasmas sin rostro.
Le llamé, le dije que me estaba ahogando.
Tendí mi mano a la nada,
esperando la improbable salvación…
Nadie escuchaba, nadie me veía.
Entonces me convertí en viento
y todo mi ser se dividió en fragmentos
de tiempo esparcidos en la lluvia.
De entre las ruinas crecían, intactos,
mis huesos de nieve.
© Virginia Marín
Qué invernal y liberador convertirte en viento 🙂
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Mucho 🥰❄
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