Donde habita lo salvaje

Todos los que se fueron

y los que nunca llegaron a ser.

Flores que se mueren en mis manos,

en el rincón de nieve donde voló

mi último pájaro.

Animales tristes, vacíos,

con esos ojos de olvido

y otoño marchito.

Pero yo he visto el fuego,

no está perdido aún.

Yo he escuchado el eco de un aullido,

(fui en busca de su llamada),

he anudado mis sueños a las crines del viento

Hasta reencontrar lo salvaje,

aquello que pocos recuerdan:

allí en el filo del acantilado y el abismo que llama,

allí en la hora más oscura de la noche, donde nos invoca la sombra,

allí en el abrazo de otro cuerpo, en la piel anhelante de latidos,

allí en el recóndito lugar del universo donde las estrellas mueren.

En la duermevela, entre los mundos,

donde lo desconocido desmonta nuestras quimeras,

dime si tú también escuchas el aullido.

©Virginia Marín

2 comentarios en “Donde habita lo salvaje

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