Intuiciones poéticas III

Aquí la tercera parte de este ‘Intuiciones poéticas’ de 8 poemas totales. Ha sido mucha y muy variada vuestra inspiración. Para mí es un «juego» y toda una experiencia creativa tratar de componer un poema con las palabras que otros me sugieran y, de alguna forma, también canalizar algo de la esencia de esa persona. La poesía es misterio, niebla, paisajes intangibles, demonios personales, anhelos callados, nostalgias sin llanto… El juego no es entenderlo desde nuestra racionalidad más estricta, sino sumergirse en ella y entregarse a la catarsis que es capaz de ofrecer.

Gracias a Luna, Eva e Iván por regalarme palabras para bucear en sus universos 🖤

Entre mundos

Crepuscular ~Horizonte ~Petricor

El lugar donde se difuminan la sangre y la sombra

invocando a las ancestrales memorias.

Un súbito horizonte sin dueño

habitado por susurros invisibles

que danzan fuegos fatuos

y se despliegan por el bosque

con su manto crepuscular:

ella puede ver más allá de los huesos,

de las madrugadas sin rostro y las raíces oscuras.

Ella se ha liberado del miedo y camina entre dos mundos

con alas de cuervo.

Y allí por donde pasa le sigue la estela del petricor

que anticipa la manaña.


La mujer pájaro

Azul ~Oasis ~Dulzura

En su bosque de nieve llovían plumas

de aves tropicales: era el oasis de mil colores

en medio del invierno gris y desolado,

que traía aires de jaula y alas confinadas.

Había viajado con billete de ida y vuelta hacia lo incierto,

huyendo de desiertos para reencontrarse con su propio vuelo.

Cosió sus heridas aún abiertas, con hilo de dulzura, fuego y mariposa,

y le entregó al destino su maleta azul;

sólo aquellos que se han perdido habrán de encontrar el camino.


Aquellos fantasmas

Lobo ~Luna ~ Anochecer

Hay un vacío en mis memorias de sangre,

un hueco de palabras muertas,

un llanto eternizado en sequía.

Es al anochecer cuando todos mis espectros

se despiertan y se conjuran bajo la luna.

Supongo que quieren hablarme,

tienen mucho que gritar. Y yo nunca les dejo.

Una parte de mí les rehúye,

prefiere hacer como si no les viera,

como si no estuviera roto en mil pedazos.

Como si el aullido de lobo no me rugiera en las entrañas.

© Virginia Marín


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