Un mundo

Hace 9 años en mi época universitaria tuve que hacer un trabajo para una asignatura de Historia del Arte que consistía en elegir una obra del museo Reina Sofía y hacer un análisis de la misma. Yo me enamoré al instante de esta pintura que no conocía y fue mi elección para el trabajo. Pero este cuadro enigmático, onírico y tan extraño de Ángeles Santos me regaló un destello de inspiración en una época de mi vida en la que yo ahogaba todas mis creaciones y mis deseos artísticos. Y escribí un poema-relato que, a día de hoy, me parece un milagro. Fue en el año 2011. Hacía mucho que no pensaba en el cuadro o en el poema que me inspiró pero el otro día una amiga mía me contó un sueño bellísimo que había tenido esa noche, en el cual yo era una especie de viajera que trepaba por una escalera para alcanzar una misteriosa estrella. Y su narración del sueño me ha rescatado, de pronto, la pintura y aquel poema… como ecos de un lejano naufragio de la Virginia que fui. Lo he releído y 9 años después, quiero honrar que haya sobrevivido y llegado hasta mi orilla. Como una flor solitaria cantando en el desierto…

Un mundo

Ígneos los ángeles ascendieron

hasta llegar al último escalón del cielo,

y acercándose al Sol encendieron

los blancos fósforos con llamas de fuego.

Por la celeste escalera descendieron, incandescentes,

y con hilos transparentes colgaron el Mundo

de las estrellas.

Mientras yo pinto un firmamento estrellado, vosotros os preguntáis si hay alguien allí arriba, en la inmensidad del cosmos. Yo no puedo más que maravillarme al contemplar vuestro mundo, al observar vuestras vidas. Vuestras vidas son tan frágiles como este hilo que une vuestro Mundo con las estrellas y, sin embargo, no hay nada que améis tanto.

Mientras, en el Mundo, alguien se despierta en medio de la noche (asaltado por la incertidumbre), alguien llora a plena luz del día (porque no soporta las contradicciones), alguien camina por una calle bulliciosa (sin saber a dónde va), alguien grita de alegría (hoy todo tiene sentido), alguien recuerda (con melancolía, retazos del pasado) alguien sueña (mundos insólitos), alguien teme (la lenta agonía del tiempo), alguien muere (alguien luchando contra la eternidad). Todo en un mismo Mundo.

Alguien estará siendo concebido en este instante, alguien estará exhalando su último suspiro. Pero es el mismo Mundo. Y ni tú, ni yo, ni nadie puede comprenderlo. Nadie puede comprender por qué cuando una estrella cae, un alma se eleva hacia Dios.

Dime, ¿qué será de nosotros cuando ya no queden estrellas?

© Virginia Parra Marín