Antares

Desde hace 4 años esta fecha tiene para mí un nuevo significado, de la misma manera que Antares dejó de ser «solo» una estrella en la constelación de Escorpio… Desde entonces es también un halcón peregrino que se cruzó en mi vida. Se convirtió en mi «ahijado», por un breve período de tiempo, como otros tantos animales a los que he tenido la oportunidad de ayudar un poquito. Este no es el lugar más amable del mundo para los animales pero es esperanzador que existan organizaciones y asociaciones que con un trabajo increíble sacan adelante a animales heridos, huérfanos o maltratados.

Antares, como todos los animales que han aparecido en mi camino, me trajo lecciones esenciales. La libertad con la que vuela un halcón salvaje no se puede atar a nada ni a nadie; tampoco las experiencias de nuestra vida. Tal y como vienen también se van. Todo es efímero. Y en lo efímero hay una libertad inmensa, salvaje y misteriosa como el mismo cielo que acaricia durante el día las alas de Antares bajo el sol e ilumina las noches de verano la constelación del escorpión.

Dejar ir es un aprendizaje de libertad y, en última instancia, de profundo amor: permitir que las experiencias sean como hayan de ser, y tomar de ellas la sabiduría que traen, desde la perspectiva de nuestro puesto en el universo, insignifcante y humilde, pero al mismo tiempo enormemente transformador si nos proponemos aportar lo mejor de nosotros mismos al mundo.

Cada individuo importa.

Cada individuo tiene un papel que desempeñar.

Cada individuo marca una diferencia.

Jane Goodall