El mundo se retuerce en un odio visceral, entre la brutalidad y la sangre que grita rabia y fuego. El mundo se nos rompe y separa a cada día que pasa. Aún así, la luz brota como las plantas salvajes entre el asfalto, entre el fanatismo ciego; el amor no muere, sigue sus ciclos naturales de metamorfosis… Y nuestras esperanzas lloran, pero no desfallecen. Algo nos sigue anclando a este mundo tan lleno de heridas…
Puedes dispararme con tus palabras, puedes herirme con tus ojos, puedes matarme con tu odio, y aún así, como el aire, me levanto.